Después de un año de silencio, Iris decide declarar contra su jefe, un poderoso político de la ciudad. Siendo la única testigo ocular del homicidio, teme por su vida y por las consecuencias que podría acarrear la aprehensión de tal peligroso asesino. Por este motivo, busca refugio en la Isla Gris, un lugar creado por una empresa privada para brindar protección a testigos. Lo que Iris no sabe, es que en esa isla, lo último que conseguirá será paz. Una presencia siniestra acecha en las noches y en las mentes de los habitantes llevándolos a cometer suicidios